Conflicto de la república centroafricana

Por qué uno de los peores conflictos en África está empeorando

El conflicto de la República Centroafricana es un asunto de gran importancia internacional – miles de personas han sido asesinadas desde que comenzó en diciembre del 2012, y está empeorando con tanta rapidez que las Naciones Unidas ya han dado paso a 12.000 miembros de las fuerzas de paz para intentar acabar con esta guerra.

Si no se conocen las partes que intervienen en el conflicto puede ser difícil entender qué está pasando. La crisis de la República Centroafricana consiste en asesinatos masivos, pero no es un genocidio; es una rebelión, pero los rebeldes ya han ganado; es un conflicto religioso, pero a la vez no lo es. Estas son las cosas básicas que necesitas saber para entender lo que está ocurriendo:

La crisis de la República Centroafricana se debe a dos milicias

El conflicto comenzó con un grupo de rebeldes llamado Seleka que se organizó en el 2012 a partir de varios grupos rebeldes ya existentes que luchaban contra el gobierno. En el 2013, después de que el grupo Seleka derrocara al gobierno existente, se creó un conjunto de grupos rebeldes anti-Seleka bajo el nombre de “anti-Balaka.” Estos dos grupos siguen luchando. Ambos bandos están asesinando a multitud de civiles, y nadie sabe cómo pararlo.

Sin embargo, como muchos otros conflictos, el origen de éste tiene lugar mucho antes de la fecha oficial en la que se dice que comenzó. La República Centroafricana es una antigua colonia francesa situada, como era de esperar, cerca del centro de África.

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Desde su independencia, la República Centroafricana ha tenido una serie de gobiernos terribles. El conflicto actual es el resultado del último gobierno estable, una dictadura liderada por el presidente François Bozizé. Tras la toma de poder en el 2003, Bozizé luchó contra los rebeldes durante unos cuatro años. En el 2012, una alianza formada principalmente por antiguos rebeldes descontentos con la forma en que el presidente implantó el acuerdo de paz, levantó armas en su contra.

Esta alianza llamada Seleka, destituyó a Bozizé en marzo del 2013. Desde entonces, el gobierno ha tenido un control muy limitado sobre cualquier parte del país que no sea la capital, Bangui, e incluso allí es complicado a veces. Este vacío de poder permite la lucha actual entre los grupos Seleka y anti-Balaka, lo que se traduce a “ataques cuchillo en mano” y un grupo descontrolado de milicias que continua casi invicto.

Las milicias se separan por creencias religiosas

La República Centroafricana se compone por un 80% de cristianos, un 15% de musulmanes y un 5% de animistas (creencia local tradicional que cristianos y musulmanes arrasaron a su llegada). Bozizé es cristiano y Seleka es mayoritariamente musulmán. Tras derrocar a Bozizé, el nuevo presidente Michel Djotodia disolvió Seleka. Estos no escucharon y aprovecharon la caótica situación política para devastar todo el país. El grupo Seleka y sus fuerzas aliadas asesinaron a miles de (mayoritariamente) cristianos.

Es demasiado fácil decir que se trata de una guerra religiosa entre cristianos y musulmanes.

El grupo anti-Balaka fue la respuesta de animistas y cristianos. Emergiendo en septiembre del 2013 a partir de grupos de defensa local ya existentes desde hace mucho tiempo, demostraron ser tan violentos como el grupo Seleka, asesinando a civiles musulmanes. Tras la dimisión de Djotodia en enero del 2014, habiendo fracasado en el intento de controlar esta situación de violencia, Seleka redujo sus esfuerzospero el grupo anti-Balaka avanzó. Aunque los dos bandos continúan asesinando de forma indiscriminada, el grupo anti-Balaka parece ser responsable de muchas más muertes.

La violencia es devastadora. Está empeorando por la misma razón por la que empezó: el gobierno es demasiado débil para volver a situar a las milicias como el grupo que garantiza la seguridad de la comunidad, por ello las milicias se hacen cada vez más fuertes y aniquiladoras, a su vez debilitando el estado y creando así un círculo vicioso. Incluso antes del reciente ataque del grupo anti-Balaka, un quinto de los residentes de la República Centroafricana habían sido expulsados de sus casas.

Pero no se trata de una guerra religiosa o un genocidio

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Es demasiado fácil decir que se trata de una guerra entre cristianos y musulmanes – por una simple razón, muchos guerrilleros del grupo Seleka hoy en día son cristianos. La lucha que existe tiene una mejor explicación geográfica e histórica.

Louisa Lombard, miembro de la Universidad de California en Berkeley, tiene la mejor explicación a lo que está ocurriendo. Para resumir: la población musulmana está concentrada al noreste de la República, área que los franceses convirtieron en un “distrito autónomo” durante la época colonial. Tras la independencia, la República Centroafricana abandonó esta región casi por completo. Sus residentes comenzaron a denominarse “extranjeros,” fueron políticamente excluidos y socialmente discriminados. El hecho de que la mayor parte de la población del noreste es musulmana le da un carácter religioso al conflicto, pero las confrontaciones de origen histórico y político tienen más peso en el conflicto que el odio religioso.

Esto es, en parte, por lo que la guerra de la República Centroafricana no es un genocidio. Un genocidio se define generalmente como una campaña de asesinatos creada para exterminar a un grupo de personas; el episodio de Ruanda en el año 1994 es un claro ejemplo. La lucha religiosa-local de la República Centroafricana no es una campaña de exterminio intencionada, sino una serie de terribles atentados mortales a civiles como consecuencia de un conflicto político más profundo. Esto no le quita importancia a la pérdida de vidas humanas, pero es importante ser claro con lo que está ocurriendo de verdad.

Y no asegure que las Naciones Unidas pueden parar esto

A menudo, la gente denomina a la República Centroafricana “el conflicto olvidado,” pero la ONU ha enviado misiones de paz durante décadas. De hecho, el último despliegue de la ONU ha sido un refuerzo a unas 6.000 fuerzas de la Unión Africana, francesas y estadounidenses que ya se encuentran en el país.

Esto no se debe a que las fuerzas de paz de la ONU estén destinadas al fracaso. Al contrario, hay una gran evidencia de que las tropas son muy eficaces a la hora de prevenir que vuelvan a estallar guerras civiles una vez que se ha conseguido una tregua.

Pero la guerra de la República Centroafricana sigue sacudiendo, en parte porque el gobierno central es demasiado débil para controlarla. La nueva presidenta de la República, Catherine Samba-Panza, tiene una clara intención de cambiar esta situación. Samba-Panza fue la anterior alcaldesa de la capital, Bangui, y tiene una trayectoria de negocios exitosos y trabajos de abogacía anterior a su carrera política. Lo mejor que las misiones de la ONU pueden hacer es determinar cómo ayudar a la presidenta a reconstruir su estado.

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